Nuevo monólogo a aprender
Aunque no lo creas, sos único en este mundo. "La autopromoción, a pesar de las críticas, es una forma de valorarse y de crear oportunidades nuevas" - leí una vez. Sin embargo, la realidad es que a la mayoría nos cuesta valorar nuestras virtudes y, por el contrario, preferimos contrarrestarlas con nuestros defectos. Vivimos en esta lucha constante, en esta contrapulsión que lo único que logra es crear dentro de nosotros mismos un actor de mil rostros capaz de interpretar tantos personajes como se nos sea posible con tal de lograr el objetivo último: ocultar nuestro verdadero ser. Todo esto me lleva ineludiblemente a hacerme la siguiente pregunta... ¿De quién nos ocultamos?
Me resulta paradojal cómo nos preocupamos tanto por cómo nos vemos o por cómo nos perciben los demás cuando a la vez pregonamos el mensaje de que lo que realmente importa es lo que pasa en nuestro interior: el desarrollar nuestras capacidades intelectuales, nuestra moral y nuestra ética. Lo peor de todo es que no nos damos cuenta de lo desgastante que resulta el poner tanto énfasis en el exterior; en lo meramente visible. Si bien ser críticos de nosotros mismos no es del todo malo ya que es lo que nos hace querer mejorar ,el límite es fino: la mayoría de las veces el gran crítico que subyace en nuestro interior tiende a ser demasiado duro con nosotros mismos. Esto me lleva a preguntarme constantemente por qué hice esto o aquello. Dejo nublar mi vista y ensordecer mis oídos por la mirada y el decir de los otros. ...
Una posible solución a todo esto, creo que está en perdernos en el camino por unos días: desconectarnos de los constantes estímulos con los que convivimos. Pienso que de esta manera es que luego vamos a poder comprender qué es lo que estábamos ocultando, a quiénes y, lo más importante, el por qué lo hacíamos. Si pienso la cuestión en términos globales, todos hacemos cosas para camuflar nuestro verdadero ser. Construimos barreras en esta búsqueda de mayor aceptación por parte del otro; sin embargo, resulta que ese otro está a la vez construyendo sus propias barreras, de manera que nos sumergimos en un regreso al infinito. Entonces... ¿Vamos a llegar a conocer la esencia de las personas o incluso de nosotros mismos algún día? La respuesta es que no lo vamos a lograr en tanto sigamos por esta vía en la que preferimos conformarnos con interpretar un personaje que no sea el nuestro, ya sea disfrazando nuestros rostros con maquillaje, encubriéndonos bajo el manto de alguna adicción (alcohol, drogas, etc.) como también por el simple hecho de pretender no sentir nada. La vida se convierte así en un escenario en que el es mucho más fácil hacer cosas sin sentido que, al final de cuentas, son insostenibles por sí mismas.
Hay que ser honestos y decir: bueno, está bien. Ésta soy yo, y éste es el punto en el que me encuentro ahora porque, de lo contrario nunca vamos a dejar de sentir que no somos suficiente para el otro. Al fin y al cabo, ¿Qué significa ser suficiente? y ... ¿Suficiente para quién? Después de que respondas estas preguntas preguntate qué es lo que vale la pena y si aquellas primeras preguntas se encuentran en este nuevo espacio delimitado. De no ser así, son simples distracciones que no te van a llevar a ningún lugar productivo. Creemos que necesitamos cumplir con múltiples roles cuando en realidad debemos trabajar en construir un único personaje: NOSOTROS MISMOS.
Me resulta paradojal cómo nos preocupamos tanto por cómo nos vemos o por cómo nos perciben los demás cuando a la vez pregonamos el mensaje de que lo que realmente importa es lo que pasa en nuestro interior: el desarrollar nuestras capacidades intelectuales, nuestra moral y nuestra ética. Lo peor de todo es que no nos damos cuenta de lo desgastante que resulta el poner tanto énfasis en el exterior; en lo meramente visible. Si bien ser críticos de nosotros mismos no es del todo malo ya que es lo que nos hace querer mejorar ,el límite es fino: la mayoría de las veces el gran crítico que subyace en nuestro interior tiende a ser demasiado duro con nosotros mismos. Esto me lleva a preguntarme constantemente por qué hice esto o aquello. Dejo nublar mi vista y ensordecer mis oídos por la mirada y el decir de los otros. ...
Una posible solución a todo esto, creo que está en perdernos en el camino por unos días: desconectarnos de los constantes estímulos con los que convivimos. Pienso que de esta manera es que luego vamos a poder comprender qué es lo que estábamos ocultando, a quiénes y, lo más importante, el por qué lo hacíamos. Si pienso la cuestión en términos globales, todos hacemos cosas para camuflar nuestro verdadero ser. Construimos barreras en esta búsqueda de mayor aceptación por parte del otro; sin embargo, resulta que ese otro está a la vez construyendo sus propias barreras, de manera que nos sumergimos en un regreso al infinito. Entonces... ¿Vamos a llegar a conocer la esencia de las personas o incluso de nosotros mismos algún día? La respuesta es que no lo vamos a lograr en tanto sigamos por esta vía en la que preferimos conformarnos con interpretar un personaje que no sea el nuestro, ya sea disfrazando nuestros rostros con maquillaje, encubriéndonos bajo el manto de alguna adicción (alcohol, drogas, etc.) como también por el simple hecho de pretender no sentir nada. La vida se convierte así en un escenario en que el es mucho más fácil hacer cosas sin sentido que, al final de cuentas, son insostenibles por sí mismas.
Hay que ser honestos y decir: bueno, está bien. Ésta soy yo, y éste es el punto en el que me encuentro ahora porque, de lo contrario nunca vamos a dejar de sentir que no somos suficiente para el otro. Al fin y al cabo, ¿Qué significa ser suficiente? y ... ¿Suficiente para quién? Después de que respondas estas preguntas preguntate qué es lo que vale la pena y si aquellas primeras preguntas se encuentran en este nuevo espacio delimitado. De no ser así, son simples distracciones que no te van a llevar a ningún lugar productivo. Creemos que necesitamos cumplir con múltiples roles cuando en realidad debemos trabajar en construir un único personaje: NOSOTROS MISMOS.
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