EL ÚLTIMO SUSPIRO

El corazón le había dejado de latir. Si bien fueron tan sólo unos instantes lo que tardó su cuerpo en dejarse llevar, era su alma la que se quería quedar. Sabía que era imposible, ya no sentía el calor de sus piernas ni la fuerza de sus brazos: sólo le quedaba el esbozo de un último aliento. Podía, sin embargo, oír su voz repitiendo su nombre una y otra vez. Débilmente se hundía en sus abrazos  a la vez que escuchaba el resonar de las lágrimas que caían sobre su rostro.  Quería poder ser capaz de devolverle aquellas caricias, de hacerle saber que siempre estaría con él, pero el reloj no dejaba de correr; ya no daba marcha atrás.

Había llegado el momento, era tiempo de que sonara la última campanada y, junto a ella, sus últimas palabras: “Te amo”.



Imagen:The Notebook, Nicholas Sparks

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