LA FOTO DE MI VIDA

Esa era la foto de su vida, una imagen proyectada que marcaba las huellas de una escena en constante construcción. Una escena que marcaba la interminable búsqueda del tesoro:LA FELICIDAD.

Añoraba aquellos días buenos, momentos en los que sólo sus preocupaciones eran las pequeñas maravillas del día a día: el momento en que el sol se asomaba por su ventana, la caricia de la brisa de todas las mañanas y el ver, de tanto en tanto, cómo las olas del mar rompían con aquella cotidianeidad creando una dicotomía en su vida. Sin embargo, había algo en lo que estaba ciega: esa búsqueda del tiempo perdido la condicionaba y era lo que le impedía seguir adelante; era incapaz de ver que el pasado es hoy, que cada segundo, minuto y hora que pasaba ya formaban parte del umbral intocable del ayer. No obstante, la solución estaba frente a ella: era tan sólo una cuestión de perspectiva.

Pero, más que hallar una respuesta, primero debía reconocer “el problema”. Lo que ahora importaba era recuperar sus sentidos, rever su razón, e interiorizar sus sentimientos. Habiendo hecho esto es que iba a poder asomarse a encontrar el camino, y fue así que se percató de un imperdible: tenía una segunda oportunidad. En fin, gracias al “fracaso” pudo comprender que sin errores ni desaciertos nada de lo que se preguntaba tendría un sentido, ni tampoco habría cuestiones por mejorar.
Fue entonces que decidió volver a la escena con una nueva esperanza: tener la ilusión de salir cada mañana y simplemente ser feliz. 


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